Por qué el mundo no actúa en Libia

14/Mar/2011

El Observador, Jordi Pérez Colomé

Por qué el mundo no actúa en Libia

12-3-2011
LIBIA, PUESTA A PUNTO Luego del estallido inicial que parecía poner fin a su régimen, Gadafi ha logrado mantenerse a pesar de las protestas, y en Occidente empiezan a advertirse titubeos
POR JORDI PÉREZ COLOMÉ ESPECIAL PARA EL OBSERVADOR
Las tropas del régimen del coronel Muammar Gadafi siguen al ataque en el frente de Ras Lanuf, al Este de Libia. Esta semana han tomado el centro de Zawiya, a pocos kilómetros al oeste de Trípoli. La ciudad ha quedado devastada. La situación en Libia empeora. El régimen ha lanzado una ofensiva severa contra la oposición, que por ahora se defiende gracias a los militares que desertaron, las armas que recuperaron de depósitos y la valentía de civiles armados.
La batalla depende ahora solo de los ciudadanos libios. La comunidad internacional ha tomado un camino claro: apoyo desde el exterior, pero nada de intervención militar. Estados Unidos no tiene intereses nacionales urgentes en Libia: solo les llega el 0,63% del petróleo libio. Hay 19 países que exportan más petróleo a Estados Unidos que Libia; no es un aliado clave. Obama ha dejado la iniciativa a otros países. En una rueda de prensa, el presidente norteamericano dijo ayer que es la comunidad internacional la que debe actuar en Libia.
En la Unión Europea, Francia ha sido el único país que ha reconocido el gobierno de la oposición como el representante de los libios. Esta valentía repentina del presidente Sarkozy en Libia puede tener dos orígenes: ocultar sus errores y lentitud en Túnez y Egipto (la ex ministra de Exteriores, Michèle Alliot-Marie, ofreció ayuda al presidente tunecino Ben Ali tres días antes de su huida a mediados de enero) y probar su liderazgo en la Unión Europea.
Francia toma más riesgos que Estados Unidos: importa el 10% de su petróleo de Libia. Pero el presidente Sarkozy cree que la apuesta merece la pena. No tiene nada que ver con el casi 25 % de petróleo libio que llega a Italia. Además, Gadafi ha amenazado también con que dejará de controlar la emigración ilegal hacia Europa. El puerto de entrada sería Italia.
Ayer los líderes europeos acordaron pedir que Gadafi se fuera. Sin embargo, nadie más por ahora ha reconocido al gobierno de la oposición. Los países reconocen a Estados, no a gobiernos. En la declaración conjunta tampoco se menciona la zona de restricción aérea, solo se dice que para proteger a civiles “se examinarían todas las opciones necesarias”.
La oposición hace días que pide una zona de restricción aérea. Muchos de los ataques que reciben en el frente del este son desde el aire. Los rebeldes no tienen cazas ni pilotos. Las pocas baterías antiaéreas son insuficientes. Las distancias en Libia son enormes. Así que la ventaja de Gadafi con los bombardeos aéreos es considerable. Si los cazas no pudieran volar, el conflicto estaría equilibrado.
La Unión Europea ha puesto tres condiciones para ir más allá de la presión diplomática actual: un aumento de los ataques o uso de armas químicas, una resolución de Naciones Unidas y el apoyo de la Liga Árabe y la Unión Africana.
¿Por qué hay tanto temor a implantar una zona de restricción aérea? Por tres motivos. Primero, el acuerdo internacional es muy difícil. Las condiciones europeas lo dejan claro. Quieren una resolución del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas y apoyo regional. Pero es difícil que Rusia y China -que tienen veto en Naciones Unidas- acepten. El apoyo francés a los rebeldes hace que los rusos sean más suspicaces y piensen que la zona de restricción aérea es para tomar partido por una de las partes, no para proteger a los civiles.
Segundo, desde fuera se controla el aire, pero no lo que pasa por tierra; Gadafi tendría la excusa perfecta para usar toda su artillería en contra de los rebeldes. Grandes atrocidades en Bosnia se hicieron bajo una zona de restricción aérea.
Tercero, una zona de restricción aérea requiere ataques a las defensas antiaéreas y a los radares libios. Es una agresión. Si luego el conflicto crece, ¿cuál es el siguiente paso? Solo queda enviar tropas. Obama dijo ayer que no decide “a la ligera” enviar a sus soldados a una situación hostil. La restricción aérea no sería definitiva. Ningún país se acercará a esa última opción si no hay causas que lo hagan inevitable y un acuerdo internacional sólido.
Se han tomado ya otras opciones para presionar al coronel Gadafi. Primero fueron las sanciones de Naciones Unidas. Gracias a ellas, Estados Unidos bloqueó US$ 32.000 millones del clan Gadafi. Ha sido la mayor congelación de dinero de la historia americana. Gran Bretaña, Suiza, Canadá, Austria Italia y España tomaron medidas parecidas. El problema de estas sanciones es que quizá haya países que no las impongan a rajatabla. También se impuso un embargo a la venta de armas a Libia. El problema en este caso es que el régimen de Gadafi ya tiene armas suficientes y mejores para una guerra. Al contrario que la oposición.
Aparte de la congelación de parte de su patrimonio, se tomaron otras medidas internacionales en contra del clan Gadafi y otros altos cargos del régimen: la prohibición de viajar y una investigación en el Tribunal Penal Internacional. Además del objetivo obvio de estas medidas, también aspiran a generar grietas y dudas en el gobierno libio y en la familia de Gadafi. La traición o las deserciones serían un camino más directo para terminar con el conflicto en Libia.
Entre todas estas acciones y las decisiones militares, quedan otros dos escalones: la ayuda humanitaria y las opciones secretas. La comida no es aún un problema grave en Libia. Pero puede llegar pronto si el conflicto se alarga. Un modo sutil de mantener la revuelta sin intervenir directamente es hacer llegar alimentos y recursos médicos básicos al este del país.
Más allá hay la posibilidad de romper el embargo en secreto para hacer llegar armas a los rebeldes, o comandos que les entrenen. Los peligros de esta opción son dos: nadie sabe con certeza quiénes son los rebeldes -por eso son importantes los contactos directos con el mundo exterior; la semana que viene la secretaria de Estado, Hillary Clinton, se reunirá con ellos- y, en consecuencia, las armas podrían acabar en el circuito del terrorismo internacional.
Cada paso es arriesgado. Pero no hay ninguno tan peligroso como un ataque militar, que empezaría con la restricción aérea. A estas alturas no hay soluciones fáciles. Tanto Gadafi como los rebeldes tienen el control sólido de partes del país. Todo sigue en manos de libios. Los días que vienen serán claves.
Habrá que estar atentos sobre todo a un aspecto: el nivel de violencia. Gadafi ha sido lo bastante astuto como para no obligar a intervenir con nervios y urgencia a la comunidad internacional. Sus ataques no han dejado miles de muertos, o al menos no se han visto. Si logra derrotar a los rebeldes sin elevar la violencia, tiene opciones de seguir en Trípoli. Pero es difícil. La oposición parece convencida. Saben además que si Gadafi vuelve a mandar en toda Libia, sin que el mundo mire a diario hacia su país, el régimen será brutal. Por ahora, han frenado sus avances hacia Trípoli, pero resisten en Ras Lanuf. Nada está decidido.